Venezolanos en Florida manifiestan su satisfacción por el permanente apoyo recibido

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Foto: cortesía de Marisol Diéguez

Redacción: El  Impulso Latino

DORAL FL.- El auge del conglomerado venezolano en Florida es evidente. Desde hace más de cuatro  décadas se ha venido estableciendo en esta península donde se enarbolan las banderas de la superación y el progreso. Aquí se han formado familias  que hoy manifiestan su satisfacción  y agradecen el permanente  respaldo recibido.

En Florida, así como en otros estados de la unión americana   se siente el afecto y respeto hacia los venezolanos, en especial de los hermanos latinoamericanos con quienes se comparte a diario en diversidad de actividades y  de escenarios.

Asimismo, con voluntad inquebrantable, gran cantidad de mujeres y hombres aportan a diario con su talento, profesionalismo y con sus posibilidades financieras al progreso y calidad de vida. Por lo general, en el sur: Ciudad de Miami, Doral, Miami Beach, Kendall, Cutler Bay, Palmetto Bay, Weston, West Palm Beach, entre otras importantes localidades.

Pedro Uranga, nativo de Boconó, estado Trujillo. Vicepresidente de ‘LATINOS UNIDOS’, con sede en Miami

“Al conmemorar veinticinco años de residencia en los Estados Unidos, deseo expresar mi más sincero agradecimiento a esta nación que me brindó la oportunidad de reconstruir mi vida con dignidad y esperanza. En este país formé un hogar, contraje matrimonio, obtuve la ciudadanía y he tenido el privilegio de contribuir mediante un trabajo comunitario que representa uno de los mayores orgullos de mi trayectoria personal”.

Y agregó Uranga: “Esta tierra generosa ha acogido a mis dos hijos y me ha permitido vivir plenamente como venezolano, con respeto hacia mis ideas, mi filosofía de vida y mis aspiraciones. Los Estados Unidos han ampliado mi familia al regalarme dos hijos políticos a quienes estimo profundamente, y una pareja de vida a la que amo y que me complementa. A esta nación que me recibió con los brazos abiertos, gracias por permitirme llamar hogar a un lugar donde he fructificado”, expresó Uranga con emoción.

Mónica Shea, nativa de Valencia, estado Carabobo. Reside en West Palm Beach

“Mi hija Monique Fernández y yo estamos muy felices de residir  en este país que nos dio la oportunidad de salir adelante, y abrirnos las puertas en todas los trabajos que hemos realizado. En el caso de mi hija, el ser bilingüe le ha permitido seleccionar  sus trabajos ya que siempre le han dado prioridad a quienes hablan los dos idiomas, actualmente trabaja en The Colony Hotel, en West Palm Beach”.

Prosigue Mónica: “En mi caso el haber estudiado tecnología  me ha dado trabajos muy ajustados a mis experiencias y conocimientos, y el apoyo de los latinos  nos permite tener una relación de confianza y amistad por mucho tiempo. Dios siempre nos coloca en el camino a las personas que necesitamos.  Así pienso, y creo que somos muy bendecidos al  vivir en un país seguro y con tantas oportunidades de crecimiento. En la actualidad trabajo en Juno Ironcraft LLC (with John Shea). Soy la encargada de llevar  la contabilidad, atiendo  la página web y tengo  el control de los procesos de producción”, comentó  Mónica para El Impulso Latino.

Alejandro Cabrera, nacido en Caracas, con 24 años residenciado en Pembroke Pines, Broward

“Laboro en un supermercado muy cerca de mi casa. Soy uno de los supervisores de las ventas en el turno de la tarde. Y le puedo decir que siempre he tenido trabajo desde que llegué a este país.   Por eso, mi familia y yo siempre estaremos agradecidos por tantas oportunidades. Comenzando por la formación de  nuestros hijos que hoy son profesionales  muy activos en el estado. Respecto al inglés, fue lo primero que hicimos al llegar”.

“A través de este medio saludo a los hermanos venezolanos que están arribando a la Florida. Les recuerdo que este es un país de leyes, y nuestro éxito aquí  depende mucho de esa adaptación al ejemplar sistema de vida”, dijo el señor Cabrera.

VIEJEROS QUE CRUZAN FRONTERAS

Hoy, cuando se habla insistentemente  acerca de la inmigración latinoamericana que se trasladó al norte cruzando fronteras en caravanas indetenibles e impulsadas por el profundo anhelo de estabilidad económica. Es preciso ubicar también a los venezolanos.

Negar la presencia en los grupos de viajeros, de individuos del ‘mal vivir’. No debe ser el común denominador, porque en su mayoría, la migración a pie registra también a muchas familias ejemplares que solo buscan el bienestar para los suyos y se adaptan al ritmo de vida siguiendo las normas y leyes imperantes en la sociedad estadounidense.

·         Aquí estamos y aquí seguimos, ‘bregando y luchando’. Siempre agradecidos por la receptividad y la oportunidad de permanecer en los Estados Unidos de América.

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