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Por: Dr. Renny Yagosesky

EL IMPULSO Latino

MIAMI DADE. – Es prácticamente imposible, vivir la vida sin tener que vérselas de frente con situaciones de conflicto, pues la conflictividad ha sido una constante en todos los tiempos de la historia humana.

En esencia, el conflicto es el choque o confrontación entre dos ideas o visiones distintas. En el contexto interpersonal, es la tensión que existe entre personas o grupos que mantienen discordia o rivalidad a causa de diferencias de difícil conciliación.

Hay conflicto interno en el espacio mental o intrapersonal, cuando no sabemos lo que queremos o tenemos ideas en pugna sobre lo que debemos o no hacer en un momento dado. Además, podemos atravesar circunstancias conflictivas generalmente pasajeras, pero podemos portar ciertos rasgos de personalidad que nos hacen propensos a promover situaciones que terminan en discusiones o confrontaciones, aunque las condiciones y las personas cambien. Algo en su manera de vincularse atrae el drama.

La conflictividad humana puede tener muchas causas. Hay tres de ellas que veo como fundamentales:

1- Los seres humanos percibimos realidades diferentes.
Cada individuo, en razón de sus conocimientos y experiencias, construye un «mapa mental» diferenciado y particular desde el cual se percibe a sí mismo y a su realidad. Y dado que cada mapa personal es diferente, cada quien cree que su verdad es la correcta y eso nos lleva a percibir las cosas desde un ángulo y a forzar que el mundo encaje con nuestras costumbres, temores y metas. Podría decirse que nuestros mapas nos hacen ver lo que queremos y lo que podemos. Como decía Carl Gustav Jung: «el zapato que es cómodo para unos, le aprieta a otros».

2. Somos egocéntricos, por eso buscamos tener razón e imponernos a otros
.
Nuestra tendencia egocéntrica nos hace creer que somos mejores o superiores a los otros. Operamos como manadas territoriales que se complacen compitiendo y venciendo. Este lado animal, enfocado en el “yo”, nos impulsa a ejecutar acciones egoístas y a pasar por alto  los deseos, intereses y necesidades de los demás.

3. Carecemos de una valores que privilegien la empatía, la colaboración y el acuerdo.
El tercer factor es esencialmente socioeducativo. Se nos enseñan valores individualistas y se nos estimula a la confrontación y a la imposición, y desde allí nos resulta «normal» subvalorar lo que otros quieren o necesitan.

Esta combinación de factores deriva en desacuerdos y desencuentros que de no resolverse  terminan por aterrizar en enfrentamientos que casi siempre vienen acompañados de estrés, ansiedad y malos ratos.

Los conflictos, tienen sin embargo, su lado positivo, pues nos enseñan a lidiar con nuestro lado fuerte y a activar nuestros sistemas de defensa. A decir lo que se piensa, a poner límites, defender los derechos y a «mostrar los dientes», pues en algunos casos, solo así se logra que aquellos que se niegan al diálogo razonable o que son típicamente abusadores, entiendan que no pueden vivir «por la libre» y que toda acción irregular tiende a generar consecuencias.

Tengamos claro que vivimos en un mundo exigente en el que pueden ser necesario desarrollar temple y coraje. Y para desarrollarlo, puede usted entrenarse con pequeños ejercicios diarios de asertividad en los cuales exprese su opinión, sin inhibirse por temor, ni atacar con gritos u ofensas. Esto le permitirá que acostumbrarse a funcionar en el límite sano de la verdad respetuosa sin quedarse anclado en los polos de la timidez ni de la agresividad. Basta con decir: “tal situación no me gusta por…” o “no me siento bien cuando…” para ir desarrollando el hábito de expresar sin herir.

De modo que lo recomendable es asegurarse de comprender la naturaleza de los conflictos, entender sus aspectos positivos y negativos, detectar cómo atraemos o alimentamos el conflicto, saber evitarlos y poder afrontarlos cuando no quede otra alternativa. Sin embargo, convendría hacer nuestras las palabras del destacado conferencista y escritor Norman Vincent Peale, cuando aconseja: «no te estrelles tu contra los obstáculos, deja que sean ellos los que se estrellen contra ti”.
Gracias por leerme.

Imagen cortesía de Chat GPT

El Dr. Renny Yagosesky es Psicólogo Clínico, Ph.D y MSc. en Psicología, Lic en Comunicación Social, Conferencista y Escritor
Web: www.doctorrennny.com

Redes: @doctorrenny

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