El poder de la imagen

Dr. Renny Yagosesky
El Impulso Latino
MIAMI DADE.- Uno de los aspectos que mayor impacto e influencia tiene en el mundo personal y laboral es, sin duda, la imagen personal. Tener una buena imagen, se entiende aquí, como la habilidad de combinar de modo adaptativo una la apariencia, la actitud y el modo de comunicarse, de forma que podamos causar una impresión favorable en el entorno en el cual interactuamos.
A pesar de que muchos consideran que “el hábito no hace al monje”, nuestra civilización, que es esencialmente visual, valora la manera como las personas se muestran ante los demás, por lo que lo más inteligente es tomar en cuenta cómo nos perciben los demás, pues de eso depende que logremos atención, aceptación y apoyo.
Cuidar la Apariencia
Aunque sabemos que sería exagerado decir que “el hábito hace al monje”, si entendemos que el tipo de ropa que usamos, en especial sus colores, cortes y texturas, y la relación de los atuendo con los roles, los contextos y las modas, envían señales de adaptación, buen gusto, modernidad y estatus. Sin embargo, debe entenderse que se trata de convenciones sociales pues lo que hoy es visto como moderno en unos años será percibido como antiguo o desactualizado, y lo que a unos les resulta fascinante para otros es feo y desacertado.
Pero debe saberse que hay convencionalismos: la ropa holgada de telas suaves y colores moderados bien combinados, tienden a causar buena impresión en el entorno ejecutivo, mientras que la ropa de colores subidos, ceñida al cuerpo y de telas “duras”, envían una imagen contraproducente. Se entiende que hay gustos diversos, y capacidad económica variable, por lo que la exigencia tiende a centrarse más en los ejecutivos y menos en los empleados, a quienes no se les exige más que higiene, uniforme (si fuera el caso) y un poco de sentido común.
En el marco de la apariencia, el peso corporal puede ser valorado por algunos como un factor discordante, y la tendencia es que se perciba a los delgados como más elegantes y con más alta autoestima, aunque no sea necesariamente cierto. En los años recientes, se ha visto un movimiento relativamente reciente para ampliar la tolerancia hacia la diversidad.
Claro que no se trata solo de ropa o de peso, pues agrada más una persona simpática en jeans que alguien trajeado en seda, pero de actitud distante y sin modales. La actitud, pasa a ser otra variable relevante en el tema de la imagen. Y de acuerdo con las experiencias y estudios, las personas prefieren estar con gente que tenga o exprese uno o varios de estos rasgos: optimismo, alegría, belleza, cercanía, educación, éxito, diversión, entusiasmo, habilidad de expresión y escucha, y amabilidad. Esto significa que no solo se debe cuidar el aspecto corporal o la ropa que se usa, sino la disposición actitudinal o emocional desde el cual nos aproximamos a los otros.
El factor autoestima
En este punto entra en juego el factor “autoestima”, pues para proyectarse socialmente como alguien equilibrado o agradable, debemos primero sentirnos de ese modo. Si nos desvalorizamos, actuaremos de manera insegura, nos atrapará los pensamientos negativos y eso se notarán en nuestras conversaciones e interacciones. Podría decirse que aceptarnos y querernos, hace más fácil que nos acepten y nos quieran. Si me siento bien, lo proyecto favorablemente.
Saber comunicarse.
El tercer factor de la imagen es la comunicación. Aquellos que se expresan con desacierto, que muestran poca cultura, tienen conversaciones negativas, que imponen sus ideas, que etiquetan o usan sarcasmos, obtienen mayor índice de rechazo, mientras que las personas informadas, elocuentes, tolerantes y de conversación positiva, obtienen mayor aceptación general. Debemos recordar que cada cabeza es un mundo y que si algunos son diferentes o ven las cosas de un modo distinto, no es razón para que choquemos contra ellos.
Un toque de equilibrio.
No pretendo que estas líneas estimulen una obsesión por la imagen, sino más bien una reflexión adulta y moderada, que nos permita hacer los ajustes pertinentes que vayan en beneficio de nuestras relaciones laborales personales en general. La clave es buscar un equilibrio, en el que ni nos echemos al abandono ni experimentemos ansiedad con el tema de la imagen. Basta un poco de atención, observación, información y sentido común. No por casualidad, los chinos dejaron para la historia una frase muy conocida, que conviene recordar: “Una imagen vale más que mil palabras”.
Finalmente, considero importante la visión de Gaby Vargas, experta en el tema de la imagen, para quien lo que debe buscarse es “tener clase”, que para ella no se trata de dinero, posición o apellido, sino con la integridad, inteligencia, discreción, educación y prudencia.

Imagen cortesía de Gemini IA
Gracias por leerme. www.DoctorRenny.Com