SÍ, YO SÉ: LA MENTALIDAD «SABELOTODO»

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Dr-Renny

“Dr. Renny Yagosesky


MIAMI DADE. – Hay frases que parecen inofensivas cuando las expresamos, aunque revelan mucho más de lo que muestran en la superficie. Una de ellas es el famoso “Sí, yo sé”. Dicha con aparente naturalidad, suele ser la respuesta automática de quienes sienten la necesidad de demostrar que no son ignorantes, que dominan el tema y que no tienen mucho más que aprender. El problema es que, detrás de esas tres palabras, se esconde algo más profundo: inseguridad, ego y una resistencia innecesaria a abrir espacio a la humildad.

Cuando alguien se toma el tiempo de explicarnos algo, de compartirnos un conocimiento o de hacernos una observación, responder con “sí, yo sé” no solo bloquea la buena voluntad del otro, sino que además genera una especie de muro invisible en la comunicación. El mensaje implícito es: “no necesito lo que dices porque ya lo tengo”. Con ello, se pierde la oportunidad de escuchar, de matizar, de aprender un ángulo nuevo, o simplemente de fortalecer un vínculo humano a través de la gratitud.

Esta actitud no surge de la nada. Suele tener raíces en experiencias tempranas de desvalorización o crítica, donde la persona aprendió a defenderse mostrando lo que sabía para no ser etiquetada de “tonta” o “ignorante”. El adulto que hoy interrumpe para aclarar, justificar o alardear de sus conocimientos, muchas veces oculta un niño que, en su infancia, sintió la necesidad de compensar carencias con demostraciones constantes de capacidad. Así, cada “sí, yo sé” es un recordatorio inconsciente de esas viejas heridas no resueltas.

El contraste aparece cuando observamos a las personas verdaderamente seguras. Quien confía en sí mismo, se muestra paciente y relajado, y no necesita competir por cada frase ni dar explicaciones innecesarias. Responde con apertura, escucha con calma, agradece lo que se le dice y sabe que reconocer las capacidades ajenas no disminuyen las propias, sino que las enriquece. Ser capaz de decir simplemente “gracias”, “interesante”, “que bueno eso” o “no lo había pensado”, muestra flexibilidad, madurez e inteligencia emocional.

En la vida social y profesional, tener apertura es clave. Escuchar con interés, permitir que otros nos compartan lo que saben, dejar de interrumpir con la necesidad de brillar, son señales de humildad que fortalecen las relaciones. No se trata de callar siempre ni de ocultar lo que sabemos, sino de aprender a regular el ego para que no se convierta en un obstáculo.

Por eso, la próxima vez que alguien te diga algo y sientas el impulso de responder “sí, yo sé”, detente, respira, escucha y recuerda que no necesitas demostrar tu valor a cada momento. Tu grandeza no está en igualarse o pretender que  “sabes tanto o más que los demás”, sino en permitir que los otros aporten. Relájate y deja que el mundo te regale un poco de su magia. Gracias por leerme @DoctorRenny  www.doctorrenny.com

Imagen cortesía de Gemini IA

El Dr. Renny Yagosesky es Psicólogo Clínico, MSc y PhD en Psicología, Conferencista y Escritor

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